Barcelona a 20 de septiembre de 2020.
Santiago Royuela Samit.
Desde este espacio os iré contando y analizando diferentes aspectos del ya conocido y bautizado “Expediente Royuela”, el cual consiste en más de 30 mil documentos originales, escritos de puño y letra, que constituyen un servicio secreto de información paralela de una red criminal liderada por los fiscales Carlos Jiménez Villarejo y José María Mena Álvarez. En dicho fichero obtenido tras una investigación de más de 25 años, encontramos todo tipo de delitos impensables hasta ahora, perpetrados desde la Fiscalía de Cataluña, entre ellos más de 800 asesinatos reportados. La historia de cómo Don Alberto Royuela se hace con el fichero siniestro del fiscal Mena da para una verdadera película de espías, en las que colaboraron, entre otros, personas como “el fiscal Madero” o el fiscal Eduardo Fungairiño Bringas, ya fallecido.
Pero el Expediente no sólo consta de las notas manuscritas originales que se cruzaban entre los personajes de esta red, sino que hay una larga historia detrás de ella, así como una querella interpuesta por Don Alberto Royuela Fernández en el año 2006 ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo contra dichos fiscales y otros por más de 32 asesinatos. Dicha querella fue amaña y abortada por la masonería, según se desprenden de las notas que se fueron interceptando a los fiscales Mena Álvarez y Cándido Conde-Pumpido, por parte del fiscal Fungairiño Bringas, que colaboraba con Royuela y le proporcionaba la correspondencia entre el Fiscal del Estado que entendía de la querella, Cándido Conde-Pumpido, y el entonces querellado y fiscal Jefe de Cataluña, José María Mena Álvarez. Al margen de la documentación propia del fichero que Royuela obtuvo a principios del 2006, cuando interpuso la querella pudo hacerse con la correspondencia cruzada entre los fiscales Mena y Conde-Pumpido, quienes tramaban para abortarla. Las mencionadas cartas, constitutivas de delito, se iban aportando a la querella de 2006 en tiempo y forma conforme eran interceptadas desde Madrid, gracias al fiscal Fungairiño, y desde Barcelona, gracias los fiscales Madero y Romero de Tejada. Lean la querella, no darán crédito que ello haya sucedido en España y, sobre todo, recordad las declaraciones de hace pocos meses del magistrado emérito del Tribunal Supremo, Martín Pallín, quien dijo textualmente: <<La justicia española se sitúa a los niveles de Ruanda o Burundi>>.
Todo cuanto os digo que sucedió, pueden ustedes comprobarlo en la misma querella del año 2006 que tenemos subida a la página de internet: javierroyuelasamit.com. Todas estas cartas que os voy a comentar, y muchas otras que no podré por economía en la redacción y no extenderme, fueron aportadas a la misma querella que Don Alberto Royuela Fernández interpuso contra los fiscales Carlos Jiménez Villarejo y José María Mena Álvarez, así como otros policías de esta red criminal, en el año 2006.
Pero primero, vamos a hacernos una composición de lugar en esta larga historia. De un lado tenemos a Don Alberto Royuela, mi padre, quien, tras 25 años de investigación, por motivos muy personales, llega a hacerse con todo un fichero de más de 30 mil documentos originales sobre asuntos realmente delictivos cometidos por fiscales, magistrados, policías, guardias civiles y delincuentes de baja ralea y de alto standing. En dicho fichero, entre muchas otras cosas, aparecen las órdenes concretas y los desenlaces de unos 800 asesinatos perpetrados desde la fiscalía de Cataluña, así de claro y triste; algo realmente difícil de asumir para cualquier ciudadano normal. Curiosamente, entre esos asesinatos estaba el de mi hermano Javier Royuela, asesinado por un sargento de la guardia civil, José Antonio Cano Vidal, quien le suministró una dosis letal de droga adulterada debido a que mi hermano tenía grabadas conversaciones comprometedoras con el sargento; ello sucedió en el año 1993. Los fiscales de Cataluña de entonces, Carlos Jiménez Villarejo y José María Mena Álvarez, conocedores del asesinato y todos sus detalles en el desenlace fatídico, decidieron tapar el crimen e incluir al sargento José Antonio Cano Vidal dentro de la red de narcotráfico que ellos dirigían desde la fiscalía de Cataluña. Mi padre y yo no supimos del asesinato de mi hermano Javier, pensando que murió accidentalmente por sobredosis, hasta el año 2006, cuando mi padre se hizo con el fichero secreto y siniestro del fiscal Mena Álvarez, que estaba custodiado en la clínica abortista del doctor Carlos Morín Gamarra.
Conocedor mi padre del asesinato de mi hermano Javier, no dudo en interponer querella criminal por su asesinato en abril de 2006, por el de su amigo Jorge Xurigué y hasta 32 asesinatos más dentro de una operación bautizada como ”Chumi”, en donde el fiscal Mena decide eliminar a más de 30 delincuentes a sueldo de la fiscalía porque “sabían demasiado”. Debido a que el fiscal Mena era Fiscal Jefe del TSJC, la querella se interpuso en el TS por cuestiones de aforamiento. En aquellos años de 2006, el fiscal Carlos Jiménez Villarejo ya había abandonado la fiscalía de Cataluña y la del estado, a la que había pasado posteriormente. De otro lado, estaba Don Cándido Conde-Pumpido y Tourón, fiscal general del estado en aquellos años, quien entendía de la querella que mi padre interpuso en el Tribunal Supremo.
Interpuesta la querella en abril de 2006 contra el fiscal Jefe de Cataluña, Mena Álvarez y su red criminal, éste último no dudó, entre otras muchas acciones que llevó a cabo para frenar esa querella y neutralizarla, en contactar con el fiscal del Estado, Cándido Conde-Pumpido Tourón para solicitarle ayuda en la querella. Todo cuanto os digo es lo que sucedió, pero por si alguien dudara, puede consultar la propia querella de la que os hablo.
En el primer contacto que el fiscal Mena establece con el fiscal Cándido, borradores de las cartas que fueron interceptados desde los despachos de las respectivas fiscalías de Madrid y Barcelona, aportados a la querella como podrán comprobar, Mena chantajea a Cándido con la copia de una carta muy comprometedora para Cándido Conde-Pumpido. En concreto, Mena le enseña la carta en donde Cándido Conde-Pumpido, como magistrado del TS en el año 1996, se dirige al presidente de la nación española, Felipe González Márquez, y le dice que le eximirá del juicio de los GAL, todo a cambio de una buena suma dineraria que debía pagar a él y a otros tres magistrados más que entendían del caso y que, sus ministros Barrionuevo y Vera no correrían la misma suerte, siendo condenados a penas ejemplarizantes. La carta, mecanografiada y con el membrete oficial del entonces magistrado Cándido Conde-Pumpido, con su firma, fue interceptada en Madrid y aportada a la querella de Don Alberto Royuela, pues el fiscal Mena estaba solicitando tratos de favor como querellado al fiscal del Estado chantajeándolo con sus trapos sucios, cuando encubrió al presidente González, la famosa x de los GAL que, como demuestra la carta, lo fue gracias al entonces magistrado Cándido Conde-Pumpido Tourón.
El asunto, como comprenderán, no era muy normal, creo que iba más lejos de lo que pueda ser “la justicia de Burundi y Ruanda”, pues en esa querella se estaba acusando a un fiscal de 32 asesinatos, tráfico de drogas, cohecho, prevaricación, extorsiones y un largo etcétera. Pero no sólo era eso, sino que el querellante, Don Alberto Royuela, aportaba en tiempo y forma dicha carta que hemos comentado y otras que comentaremos, cosa que, de ser una carta falsa, hubiesen procesado automáticamente a mi padre. El asunto era surrealista, pues los magistrados del Supremo, entre ellos el Señor Martín Pallín, pudieron leer la carta de Cándido al presidente González y la de Mena a Cándido, en la que le chantajeaba a cambio de ayuda en la querella con la mencionada carta que desvelaba la “X” de los GAL. Acompañada a estas cartas, se aportó a la querella también la carta contestación del fiscal Cándido al querellado fiscal Mena, en la que Cándido le prometía su ayuda, diciéndole que no hacía falta que le coaccionara con su pasado, que su situación era mucho peor y que le alegraba ver a otros compañeros con cargos de conciencia a sus espaldas perores que el suyo. Como textualmente le dijo el fiscal Cándido Conde-Pumpido al fiscal Mena: << No es nada habitual que a un fiscal se le acuse de asesinato, tráfico de drogas, tráfico de influencias, coacciones, etc.>>.
Como esta historia es bastante larga y da para un guion de película de Hollywood, os dejaré con el contenido de otra carta que el fiscal Mena Álvarez dirigió al entonces fiscal del estado, Cándido Conde-Pumpido, también aportada a la mencionada querella por parte de Don Alberto Royuela y que dice textualmente:
Amigo Cándido:
Vuelvo a insistirte en la necesidad de Convencer a la Sala de la peligrosidad de Royuela. Sólo cargando tintas sobre él, podré lavar yo mi imagen. Cierto es que tuve conocimiento del fallecimiento de su hijo Javier en fatales circunstancias, que propició el también querellado Cano Vidal. Pero la verdad, me enteré cuando ya estaba todo hecho y no tuve más remedio que dar cobertura al amigo de mi amigo Ruiz.
Además, individuos como Royuela no merecen que nadie mueva un dedo a su favor ¿O no estás de acuerdo?
Hago más viajes a Madrid que un tonto. Pero temas personales que resolver a niveles que nada tienen que ver con este asunto.
Convence a la Sala. Que Pallín se mueva. Que no hace nada, coño!.
Queridos lectores, Martín Pallín era magistrado del TS y entendía de la querella interpuesta por mi padre, luego se atreve a salir públicamente diciendo que la justicia española ha llegado a los límites de las de Burundi y Ruanda ¡o tal vez las superó con ustedes en el circo de nuestra justicia! Seguiremos con el asunto de la querella de 2006…
Santiago Royuela Samit
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